jueves, 11 de septiembre de 2008

¿A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS?

Reflexiones, preguntas y respuestas.


¿A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS?


La vida, las desapariciones y la construcción de un desaparecido a partir de los restos que flotaban río abajo, fueron los temas que acompañaron a los asistentes a la Noche de narradores, el 10 de septiembre en la Biblioteca de la Universidad Central. “Sin nombre, sin rostro ni rastro”, de Jorge Eliécer Pardo, “Camino a San Martín”, de Germán Gaviria, y “Sin rostro”, de Marco Polo Salcedo, son los cuentos ganador y finalistas, respectivamente, del Concurso de Cuento Sin rastro, que fueron presentados en esta sesión del foro–tertulia.

¿A dónde van los desaparecidos? Se pregunta Rubén Blades, cada vez que suena su canción, y Jorge Eliécer Pardo, por medio de su cuento “Sin nombre, sin rostro ni rastro”, parece responderle: “En Colombia los ríos son las tumbas de los miserables de la guerra. Los viejos nos han dicho que siempre los ríos grandes y pequeños albergan a las víctimas, desde la violencia entre liberales y conservadores de los siglos pasados cuando venían inflados, flotando, con un gallinazo encima.” En silencio, cada uno de los asistentes imaginaba la víctima que le correspondía, la que haría suya. “Como a mis hermanos los han desaparecido, esta noche espero a las orillas del río a que baje un cadáver para hacerlo mi difunto.” Y así corre y corre el río, con la compasión suficiente que le da a cada unos de los pescadores la esperanza de encontrar a su familiar, a su amigo, a su hermano.

Busca en el agua y en los matorrales, dice Blades, y Germán Gaviria le sigue en “Camino a San Martín”: “el cuerpo de la mujer estaba medio oculto por el pasto, cerca de las llantas, boca arriba”. ¿A quién no le ha tocado? Susurra alguien entre los asistentes, refiriéndose a los retenes ilegales montados por las guerrillas colombianas, o por los grupos paramilitares.

¿Y por qué es que los desaparecen? Vuelve y pregunta el cantautor panameño. En unísono la respuesta se hizo escuchar: por sospecha, por auxiliar a las guerrillas, por ser espía internacional. En fin, a cada uno “lo acusaban de enlace de los grupos armados”.

Y sintiendo como propio cada cuerpo, cada ser que flotaba por el río, uno a uno los asistentes planteaban cosas del pasado, del presente y del futuro. ¿Qué se escribió sobre desaparecidos, sobre violencia, sobre muerte? No era posible escribir, respondían algunos, entre los mismos escritores se censuraban, completaban los otros. ¿Cómo se escribe en la actualidad? Igual que en el pasado, todavía hay censura, contestaban en tono muy bajo. Aunque hay más reconocimiento, o se equivoca el camino, o tal vez no, o ¿hay muchos caminos? Añadían los otros.

¿Cómo se le habla al desaparecido? Se pregunta, finalmente, Blades. Y el auditorio respondió en silencio, pensando, imaginando todo un país que en el olvido desaparece la memoria. Y el cantautor añadió: con la emoción apretando por dentro.


Juan Diego Valencia Martínez.